Ciencia y Filosofía

Ciencia y Filosofía
Ciencia y Filosofía

viernes, 16 de agosto de 2013

La estructura de las revoluciones científicas

(Thomas Kuhn, 1962)

Un análisis sobre la historia de la ciencia

Su publicación marca un hito en la sociología del conocimiento y la epistemología, significó la popularización de los términos paradigma y cambio de paradigma.


Kuhn comienza su reflexión acerca de las revoluciones científicas, definiéndolas como "aquellos episodios de desarrollo no acumulativo en que un antiguo paradigma es reemplazado, completamente o en parte, por otro nuevo e incompatible."

Kuhn toma prestado de la política el término “revolución” y lo aplica a la ciencia en un sentido parecido, de forma que hablamos de una “revolución científica” cuando, en una disciplina concreta de la ciencia, se da un gran cambio en la manera en que los científicos entienden y practican la ciencia. Este es en esencia el mecanismo mediante el cual progresa la ciencia.



Cuando se produce una revolución científica tiene lugar un cambio de “paradigma”. Es este un término central en la obra. Un paradigma es el conjunto de creencias, teorías y modelos aceptados por una comunidad de científicos en un momento dado. 



El paradigma proporciona las herramientas y el marco teórico necesarios para entender un conjunto de fenómenos naturales, y poder desarrollar la instrumentación necesaria para investigar estos fenómenos con más detalle.

Una idea importante del ensayo es que el único objetivo concebible para esta instrumentación es aumentar la precisión de las medidas, o dicho de otra forma, los experimentos se diseñan para aumentar el número de cifras significativas de parámetros como, por ejemplo, una constante. Esto es debido a que el paradigma contempla la existencia de unos fenómenos determinados, e incluye las herramientas para medirlos (o como mínimo indica el camino para desarrollar la instrumentación correspondiente); por lo tanto no es posible diseñar experimentos para medir fenómenos aún desconocidos y, en consecuencia la ciencia, bajo el amparo del paradigma actual, se mantiene en una especie de “estado estacionario”, si bien Kuhn en ningún momento usa esta expresión. En su lugar, el autor nos habla del periodo de “ciencia normal”.

Sin embargo, sabemos que la ciencia avanza, por lo tanto debe haber un mecanismo que induzca los cambios de paradigma. De acuerdo con Kuhn, durante la investigación de la ciencia normal, a pesar de que los experimentos se diseñan en función del paradigma vigente, a veces éstos presentan anomalías en sus resultados; es decir, que el experimento muestra un comportamiento de la naturaleza que no está de acuerdo con el paradigma.
Cuando se produce una anomalía, normalmente los científicos al principio desconfían de ella, y revisan el experimento en busca de errores. Si ésta persiste, intentan explicarla en términos del paradigma; intentan ampliar éste de manera que incorpore a la anomalía. Si aún así la anomalía se resiste a ser explicada, se produce una situación de crisis.

En la crisis el paradigma no puede explicar las anomalías o desviaciones del experimento, y por lo tanto los científicos empiezan a buscar nuevas soluciones más o menos creativas, y un nuevo paradigma empieza a tomar forma. Surge entonces un enfrentamiento entre los partidarios del nuevo paradigma, y los que apoyan al anterior y siguen buscando una forma de que incorpore al nuevo fenómeno. Normalmente, al cabo de un tiempo acaba “ganando” el paradigma nuevo debido a que tiene una mayor capacidad de explicar la realidad que le rodea y de resolver el “rompecabezas”, y aquellas pocas personas que aún creen en el paradigma antiguo, son automáticamente excluidas de la comunidad científica.

Muchas personas tienen la percepción de que la ciencia, a medida que avanza, se va acercando cada vez más a la verdadera naturaleza del universo, es decir que la sucesión de paradigmas tiende a converger hacia un punto concreto. Y es en este sentido en el que se plantea el relativismo, que viene a rechazar esta visión; pues de acuerdo con el ensayo ningún paradigma está más cerca o más lejos de esta supuesta verdad absoluta, ya que esta no existe. Eso no implica un relativismo absoluto, ya que cada nuevo paradigma permite resolver más rompecabezas que el anterior y amplía la cantidad de fenómenos que contiene, entre otros muchos indicadores que podríamos usar para comparar paradigmas entre sí. Kuhn usa la analogía de la evolución biológica, en la cual cada forma de vida es más compleja que la anterior, pero sin haber ningún objetivo que alcanzar. Además propone el ejemplo del cambio de paradigma de la mecánica aristotélica a la newtoniana, y de la newtoniana a la einsteniana. En la mecánica aristotélica los cuerpos caían al suelo porque formaba parte de la naturaleza de éstos; más tarde Newton planteó la ley de la gravitación, sin preocuparse de por qué los cuerpos se atraían, simplemente afirmaba que lo hacían y enunciaba la correspondiente ley. Muchos vieron eso en su día como un paso atrás, si bien el paradigma newtoniano se acabó imponiendo por su enorme capacidad para resolver rompecabezas. Y luego llegó la teoría de la relatividad de Einstein, que en muchos aspectos era más cercana a la mecánica aristotélica que a la de Newton, lo cual evidencia la no-convergencia de la ciencia.

No debemos ver la ciencia como un proceso puramente acumulativo, en el que cada científico pone un ladrillo en el gran edificio de la ciencia. La idea de que a alguien algún día se le ocurre “de la nada” una buena idea que somete a la verificación experimental no se corresponde con la realidad. Usando la analogía del ladrillo y el edificio, más bien un grupo de científicos ha construido un edificio, luego surge un fallo en el diseño arquitectónico y otro grupo de científicos (o el mismo) empieza la construcción de otro edificio donde ese fallo está arreglado.

No debemos caer en el pensamiento erróneo que todos nosotros tenemos de la ciencia como proceso puramente acumulativo, “limpio” y ordenado.





No hay comentarios:

Publicar un comentario